Cuando Alina López, nueva Coordinadora de Participación Comunitaria en la Oficina de Estudios Latinos y Latinoamericanos de UNO, se presenta en foros públicos y reuniones escolares para promover los programas y las becas de OLLAS, ella habla por experiencia propia.
La graduada Magna Cum Laude de la Universidad de Nebraska en Omaha encontró en OLLAS oportunidades como voluntaria y becaria Next Generation Leadership.
Dentro de todo esto se encuentra su deseo de ayudar a que las latinas busquen una educación superior. Ella no quiere que las demás hagan a un lado sus sueños debido a los retos a los que enfrentan como lo fueron en el caso de ella al ser una joven madre en una relación violenta. Ella hace que las aspirantes sepan que los obstáculos no tienen que impedir que alcancen sus metas. Ella retrasó sus estudios universitarios por una década antes de dejar a la persona que abusaba de ella. Una vez que fue libre, ella brilló en el salón de clases y creció como mujer y como profesionista.
Nació en Michoacán, México, y cuando tenía 3 años de edad su familia se mudó a Santa Bárbara, California, en donde vivieron hasta que tenía 12 años. La preocupación por su estatus de indocumentados, así como la muerte de su abuelo, orilló a la familia a regresar a México. Aunque era una estudiante excepcional, ella batalló en las escuelas en México y convenció a sus padres de regresar a los Estados Unidos de Norteamérica.
Ella estuvo con su hermana mayor que entonces vivía en Bellevue, Nebraska, y se graduó de Bryan High School, la última de cinco escuelas a las que asistió.
«Yo creo que crecí sintiéndome normal frente al cambio. Yo me puedo adaptar muy bien. Pero cuando se tienen 15-16 años de edad, la orientación parental es esencial. No tenerlo fue lo más difícil”.
López se casó joven y comenzó a tener hijos – hoy en día es madre de cinco. Ella fue especialista ESL en Omaha Public Schools y auxiliar administrativa en Bryan High School, en donde ayudó a entrenar a las niñas que jugaban futbol soccer. Tracy Wernsman, la directora asistente, le animó.
«Ella fue una mentora que era como un ángel enviado por Dios”, dijo López. “Ella me asesoró a través de cuestiones como ‘Si sales de esta relación estarás bien y puedes hacerlo’ y cosas como esas, por lo que en 2011 finalmente tuve el valor de decir ‘No más’. Tracey me dijo que yo tenía mucho potencial y que necesitaba buscar mis estudios universitarios. Una vez que me liberé, seguí su consejo”.
Otra fuerte influencia fue Susan Aguilera-Robles, Directora de Spring Lake Magnet.
«Ella es un gran ejemplo a seguir. Ella ha pasado por muchas cosas y ha dedicado su vida a ayudar a los demás. Ser la Directora de una escuela requiere de un gran esfuerzo. Yo sé que ella tiene días muy malos y días muy buenos, pero ella ha logrado hacer que todo funcione y hace que todo se vea fácil”.
López trabajó en diversos empleos para apoyar a su familia mientras estudiaba para obtener un grado de asociada del Metropolitan Community College. Ella después ingresó a UNO.
«Tratar de encontrar como hacer todo fue muy estresante y un gran reto, pero valió la pena”.
Nada de esto hubiera sido posible si no hubiera recuperado su vida.
«Te convierte en una persona más fuerte. Para una mujer, salir de todo eso es muy empoderante. Te hace querer asesorar a otras mujeres que están pasando por lo mismo. No quieres que nadie más por lo que tu pasaste”.
La escuela le brindó un refugio y reafirmó su decisión.
«Después de divorciarte, sientes que has fallado. Cuando yo ingresé a la universidad, yo quería sentirme bien y recuperar el tiempo perdido. Lograr un GPA de 4.0 era una meta personal y la pude alcanzar. Estoy ansiosa por aprender. Soy dura conmigo misma. Quiero dar lo mejor de mí. Sé de lo que soy capaz y por eso me esfuerzo. La escuela siempre ha sido un lugar seguro. Cuando estoy estudiando me siento en paz, así que me he dedicado a la escuela”.
Ella ahora está pensando en el programa de doble Maestría en administración pública y trabajo social. Ella ahora piensa también obtener un doctorado.
Su curiosidad se extiende más allá de los libros. Ella participó en un programa internacional de estudiantes que le llevó el verano pasado a Hong Kong durante cinco semanas en donde se unió a otros estudiantes de todo el mundo. “Yo pensé que si no lo hacía en ese momento, nunca lo iba a hacer y fue algo que me cambió la vida. Si pudiera regresar en el tiempo, lo volvería a hacer”.
Ella fue más allá de sus obligaciones laborales en Bryan para influenciar a las personas jóvenes.
«Yo trabajé con los niños que llevaban más retos consigo. Yo quería saber quiénes eran y qué era por lo que estaba pasando. Yo también alenté a las latinas a buscar becas para estudios después de la secundaria. Eso me hizo sentir muy bien”.
Mientras estudiaba en UNO, López era una visitante regular en la oficina de OLLAS por lo que cuando estuvo disponible el puesto de coordinadora de participación comunitaria, fue la opción adecuada.
«Todo me ha llevado a este lugar. Yo veía que UNO y OLLAS ofrecían la oportunidad de un mayor crecimiento y de éxito académico. Estamos aquí para apoyar a los estudiantes”.
Ella piensa en un día cumplir con otro sueño, “comenzar con una organización dedicada a las jóvenes mujeres latinas. En ocasiones dejamos que nuestra cultura nos oprima a nosotros mismas, especialmente para la comunidad inmigrante. Tendemos a ver a nuestra cultura como algo más importante que nada más. Para mí, pensar en el divorcio no era una opción pues cuando te casas, te casas hasta que la muerte nos separe. Muchas mujeres se quedan en una mala vida y no reciben el apoyo de su familia para salir de ella. Yo deseo ayudar a las latinas que encuentran apoyo en ningún otro lado”.
López, quien formó un grupo para padres y madres solteras en UNO, ha llegado lejos.
«Ha sido un gran viaje”.
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