La noche del domingo primero de octubre, poco después de las 10 de la noche, Stephen Paddock, un hombre blanco de 64 años de edad, abrió fuego desde su habitación en el piso 32 del hotel Mandalay Bay en Las Vegas, Nevada, matando a 58 personas e hiriendo a 527.
Las víctimas de lo que hasta hoy se considera como el mayor tiroteo en la historia de Estados Unidos, eran parte de los 22 mil asistentes que disfrutaban de la presentación de la estrella de música country, Jason Aldean, durante el cierre del Route 91 Harvest Festival.
El evento fundado en el 2014 por Live Nation Entertainment, ofrecía un programa con duración de tres días y se realizaba en Las Vegas Village, un espacio de 15 acres con un escenario al aire libre, al lado de Las Vegas Boulevard.
A tres semanas de la tragedia, conocemos que Paddock se suicidó tras disparar algunas de las armas semiautomáticas que tenían en su poder, mismas que modificó para lograr un mayor alcance, pero las investigaciones continúan puesto que aún se desconoce qué lo motivó a cometer un crimen de tal magnitud.
«Con el paso de los días mucha de la información ha ido cambiando», explicó el Sargento Robert J. Wondra, miembro de la unidad SWAT del Departamento de Policía de Omaha (OPD), quien agregó que «en casos así siempre existe mucha confusión pero tal parece que éste sospechoso, al igual que otros en casos similares, planeó el ataque con anticipación».
Eso significa que la idea de que alguien puede alterarse de repente, por así decirlo, y cometer un acto tan sangriento, queda descartada, toda vez que existen pruebas de que Paddock se tomó tiempo para organizarlo ya que «ingresó con múltiples armas a su cuarto, se hospedó desde el jueves anterior y antes estuvo buscando otras habitaciones con vista a otros conciertos públicos en toda la nación».
«Sabemos que seguramente tenía algún tipo de problemas mentales – señaló el Sargento Wondra -, y en casos como éste, si consideramos todas las señales de alerta, los trastornos mentales son por lo general, la señal más importante».
Paddock disparó sin piedad hacia una multitud inocente, porque criminales como él, «buscan crear confusión, originando un caos masivo, pues su deseo es conseguir el mayor número de víctimas posibles».
El Sargento Wondra lleva 25 años en el OPD y labora en la Jefatura del Sureste, algo que disfruta mucho porque le permite trabajar en el sur de Omaha y en una zona que «tienen a todos los grupos étnicos de la ciudad».
El Equipo de Armas y Tácticas Especiales (SWAT) que representa, responde a situaciones que representan un mayor riesgo en nuestra sociedad: «Cuando las personas necesitan ayuda llaman al 911, pero cuando la policía necesita ayuda, le llaman a la unidad SWAT».
Entre las funciones principales del Sargento Wondra y sus compañeros, están las de apoyar a oficiales de policía que se enfrentan a barricadas o que deben entregar órdenes de arresto a sospechosos de alta peligrosidad.
Wondra deseaba ser policía desde que tenía 5 años, pero después de la universidad se enroló en la Infantería de Marina (United States Marine Corps). Fue diagnosticado con diabetes durante la operación Tormenta del Desierto y dejó su puesto para ingresar al OPD.
Desde entonces está enfocado en mantener segura a su comunidad particularmente mediante presentaciones y talleres donde enseña a los participantes a prevenir algo tan lamentable como lo ocurrido en Las Vegas: «Nuestra ciudad no está exenta de sufrir algo así, nosotros ya tuvimos un incidente en el 2007 en la tienda Von Maur del centro comercial y en la preparatoria Millard South (2011). Así que la pregunta no es si podría suceder en Omaha, sino dónde y cómo pasaría».
A propósito, desde 1999 el OPD utiliza el término active killer (asesino en serie) en vez de active shooter (tirador o francotirador activo), durante los entrenamientos especiales de sus miembros: «Porque los asesinos en serie pueden usar cuchillos, machetes, vehículos, fuego, ácido y no únicamente armas de fuego».
Por ello y a fin de protegernos, el Sargento Wondra recomendó que lo principal es permaneces pendientes a las señales de alerta de quienes expresan el deseo de cometer un asesinato, porque quizás se puede intervenir y auxiliarlos a tiempo.
Lo más valioso que cualquier persona puede hacer al encontrarse en circunstancias desafortunadas como un tiroteo en su centro de trabajo, escuela o vecindario, es seguir lo que el Sargento Wondra detalló como «7 Outs»,
1) Figure Out. Identifique lo que está sucediendo.
2) Get Out. Aléjese del lugar. Ponga distancia entre el perpetrador y usted.
3) Call Out. Llame al 911 y pida ayuda describiendo lo que vio, no lo que imagina. No pierda tiempo llamando a más personas.
4) Hide Out. Si no puede salirse, escóndase.
5) Keep Out. Bloquee la entrada al sitio donde se esconde.
6) Help Out. Ayude a controlar a quienes estén alrededor, auxilie a heridos o a quienes tienen alguna discapacidad.
7) Take Out. Si no queda otra opción, prepárese para atacar al criminal con lo que tenga a la mano.
Su vida y la de los demás, dependen de su capacidad de respuesta. Infórmese, practique y comparta éstas recomendaciones.
Sargento Robert Wondra / SWAT, OPD
robert.wondra@cityofomaha.org