Para Brianna Pérez, la ex-jugadora de softball en York (Neb.) y reciente beneficiaria de la Nebraska Greats Foundation, todo ahora parece haber sido el destino. Ella soñaba con jugar a nivel nacional y termino a 1,500 millas de su hogar en York, Nebraska en donde superó una lesión para convertirse en una leyenda en el diamante. Y cuando llegaron otros momentos difíciles, ella descubrió que toda una comunidad, incluyo extraños a quienes no conocía, estaba ahí para apoyarle.
Pérez era una competidora estrella en su nativa ciudad de Madera California. Ella sufrió un desgarre del LCA en secundaria cuando, al estar cubriendo la segunda base, sus tacos de atoraron en la tierra y su rodilla izquierda se torció. Ella regreso llena de fuerza durante su último año de estudios. Pero el tiempo lejos del campo de juego le impidió contar con la exposición que ella necesitaba para poder obtener una gran beca de deportiva para la universidad.
York se convirtió en opción debido a que su tía Roni (Arellano) Miller jugó ahí, graduándose en el 2001. Ella también había sido jugadora de softball en Madera y también soñaba con la gloria de la División I antes de encontrar su destino en York. Ella llevó a Pérez a visitar el campus y le alegró mucho enterarse cuando su sobrina ingresó ahí con una beca. Pero Pérez, quien extrañaba su hogar, duró ahí solamente un semestre.
«Era de mente cerrada y no estaba abierta a la cultura de York College. Era diferente a lo que estaba acostumbrada”, dijo Pérez.
Ella regresó a casa para estar cerca de su familia y sus amigos. Ella ingresó a Reedley Junior College en donde jugó durante dos años. Pero dejar York nunca le pareció del todo adecuado y ella quería regresar. Una oportunidad inesperada surgió cuando Miller tomó el puesto de entrenadora principal en York y buscó que su sobrina, a quien todavía le quedaban dos años de elegibilidad, jugara para ella.
«Tuve la oportunidad de continuar mi educación y mi carrera de softball, así que decidía aventurarme a regresar”, dijo Pérez. “Esa fue la mejor decisión que yo he tomado en mi vida. Me involucré más e hice amigos que atesoraré por el resto de mi vida. Me da mucho gusto como salieron las cosas. Yo definitivamente pienso que todo pasa por algo. Las relaciones que se dan en una escuela pequeña como York College son algo que no puedes reemplazar o llevar a cabo en otro lugar. Yo creo que todo pasó como tenía que pasar”.
El tener a su tía como entrenador definitivamente ayudó.
«Lo que aprendí de ella fue no solamente a ser una mejor jugadora sino a ser una mejor persona. Yo en verdad aprecio eso pues lo uso en el día a día de mi vida”.
Kenny Miller, el esposo de Roni, ayuda a entrenar al equipo, y Brianna también ayuda.
«Roni y Kenny son dos de las más grandes influencias en mi vida. Yo vivo con ellos y les ayudo a entrenar a los demás. Han sido muy buenos mentores para mí. Me han ayudado a crecer como persona. Si yo tengo preguntas sobre la vida y necesito consejo yo sé que siempre puedo hablar con ellos”.
Pérez necesito de apoyo cuando, siendo estudiante en York, ella sufrió la misma lesión LCA que había sufrido en la secundaria. Esta vez, ella realizó una atrapada cuando la bola estaba cerca de caer y mientras se disponía a sacar al corredor en el home, ella pisó en un hoyo y el mismo ligamento se torció y rompió.
«Como ya había pasado por ello una vez, yo ya sabía qué esperar. Yo aprendí que solamente es un set-back para alcanzar mis metas y que tenía que trabajar el doble. También aprendí a ser fuerte mentalmente pues hubo muchos días en los que el dolor era demasiado y en los que pensé que ni lo lograría. Peri con la ayuda de mi familia y mis amigos, de mis compañeras y mis entrenadores, yo pude seguir adelante. Pienso que me ha hecho más fuerte mentalmente para las situaciones más difíciles en la vida”.
Justo como antes, ella regresó más fuerte. Para la temporada del 2016 ella jugó en los jardines y bateó .433 con un porcentaje de slugging de .803. Sus 68 hits incluyeron 22 dobles y 12 jonrones. Ella impulsó 55 carreras y se convirtió en la primera All-American en softball de las Phanters.
Pero después la vida la puso de nuevo a prueba cuando se retrasó con los pagos de los gastos médicos de su cirugía de rodilla. Una agencia de cobranza le amenazó con tomar acciones legales.
“Fue algo vergonzoso y aterrador. Yo en verdad no sabía qué hacer”.
Ella acabó con lo poco que tenía guardado para viajar a casa para estar con su madre quien estaba luchando contra un cáncer pancreático. “Yo trabajaba en tres empleos para poder costear ir a casa”.
Y después de todo eso, su carro se averió. “Ha sido un año muy difícil”.
Fue entonces cuando escuchó de la organización sin fines de lucro Nebraska Greats Foundation que ayuda a los ex-atletas en apuros.
«Ha sido una bendición en mi vida”, comentó Pérez sobre la fundación, la cual pagó sus deudas.
Su madre ya se ha recuperado por completo.
Pérez considera todo lo que le ha pasado como un regalo.
«En verdad valió la pena. Me ha convertido en la persona que soy hoy en día”.
Ella se fue después de graduarse pero regresó para su Maestría en Liderazgo Organizacional y Global. Obtuvo un promedio de 4.0 y espera desarrollarse en una carrera en servicios humanos.
«Me apasiona ayudar a los más necesitados y a quienes no tienen un hogar. He realizado mucho trabajo como voluntaria sobre ello”.
Ella trabaja en admisiones en York a donde tal vez algún día le sigan sus hermanas menores, quienes también son fenomenales en el softball.
«Yo siempre les digo ‘No dejen que nada les detenga’. Yo les demostré que es posible. Ellas son capaces de hacer eso y más. Ellas tal vez tengan ofertas para jugar en escuelas más grandes”, comenta Pérez, pero es posible que “ellas continúen el legado familiar aquí. Ellas han venido de visita y les gusta mucho. Yo las apoyaré en lo que decidan hacer”.
Pérez está disfrutando de entrenar a las jugadoras.
«En verdad es cool ver a las jugadoras lograr algo que no pensaban que podían hacer. Cuando eso sucede puedes ver su confianza en ellas mismas para continuar y hacer algo más. Eso es muy satisfactorio”.
Aunque ella puede no quedarse en York, nos dijo: “Este siempre será mi pequeño hogar lejos del hogar. He tenido muchas oportunidades a través de York College.»
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