El Museo Latino da la bienvenida al maestro español con la gran exposición “Stairway to Heaven”

Por Janet L. Farber

 Salvador Dalí, “Cebero” de la Divina Comedia, Infierno, 1960, tallado en madera en color en papel Rives después de acuarelas, 10 x 7 in.

Si a uno le piden nombrar a los artistas españoles más famosos, uno podría rápidamente establecer una lista principalmente de principios del siglo 20: Pablo Picasso, Joan Miró y Salvador Dalí.

Considerando sus logros al convertirse en nombres muy conocidos, no es de sorprender que El Museo Latino encontraría la forma de traerles a su gran público. EL año pasado presentaron cerámicas de Picasso. El 2 de abril abrió Stairway to Heaven, una gran exhibición de impresiones de Dalí.

El show consiste de dos diferentes conjuntos de obras del artista, con las más antiguas representadas por un ciclo de impresiones en blanco y negro de mediados de su famoso periodo surrealista de los años 1930. El surrealismo fue un movimiento artístico y literario a nivel internacional, basado en gran parte desde París, cuyos practicantes rechazaron el racionalismo y promovieron liberar la imaginación a través del pensamiento subconsciente, de los sueños y la fantasía.

Dalí en particular practicó lo que él llamaba un “método crítico-paranoico” de producir imágenes al inducir estados extremos de delirio, durante los cuales los objetos y las escenas eran liberados de sus funciones descriptivas normales. Es por ello que tenemos imágenes tales como los relojes que se derriten, los cráneos alargados y los órganos incorpóreos que vienen a nuestras mentes cuando recordamos sus más famosas pinturas del periodo.

Para quienes buscan esta versión de Dalí, sus ilustraciones para Les Chants de Maldoror brindan una gran satisfacción. Es una novela escrita entre los años 1868-1869 por el Comte de Lautréamont (aka Isidore Lucien Ducasse), que cuenta con un personaje malvado y misantrópico, de un contenido repleto de violencia, perversión y depravación. El texto macabro fue redescubierto por los surrealistas y se convirtió en el primer gran esfuerzo de Dalí para ilustrar un libro.

Las 43 impresiones de calcografía que completó en 1943 son parte de este show, presentadas como imágenes por separado, así como ilustraciones dentro del texto. Aunque no es mencionado, el artista no estaba completamente interesado en tratar visualizar la prosa del escritor, pero la usó como un punto de partida para explorar sus propias visiones alucinatorias. Su estilo caligráfico, casi bailando, es usado de forma magnífica en las líneas grabadas, formando un conjunto de personajes curiosos y un tanto perturbadores.

Salvador Dalí, “Éxtasis de Dante,” de la Divina Comedia, Paraíso, 1960, tallado en madera en color en papel Rives después de acuarelas, 9 3/4 x 7 3/8 in.

Sin embargo, el evento principal de la exhibición es la gran colección de 100 impresiones a color de Dalí que ilustra la Divina Comedia del poeta medieval Dante Alighieri, trabajo de literatura que 701 años después sigue resaltando sin comparación. Las etiquetas con explicaciones, las cuales son abundantes y muy útiles, mencionan cómo fue que se llevó a cabo y realizó el proyecto.

En resumen, Dalí fue encargado en 1950 por el gobierno italiano que estaba promoviendo una nueva edición para marcar el aniversario 500 del nacimiento de Dante. Después de muchos años creando 100 imágenes en acuarelas, él se enteró de que su proyecto había sido rechazado. Empujado por su pasión por el proyecto y aprovechando su influencia, Dalí encontró en Francia un lugar en donde poder publicar su trabajo: Les Heures Claires. Las acuarelas fueron llevadas a tallados de madera y la publicación por fin vio la luz del día en 1965.

La gran épica de Dante está dividida en tres secciones: Infierno, Purgatorio y Paraíso, y de esa forma son presentadas las imágenes de Dalí. Dante es su propio protagonista y el texto sigue su viaje desde el pecado, a través del infierno y el purgatorio bajo la vista del clásico poeta Virgil, hacia la vida de penitencia y el cielo con la guía de Beatrice, su mujer ideal.

La odisea de Dante es una compleja y cautivante mezcla de historia, teología cristiana medieval y mitología grecorromana y su lenguaje descriptivo se ha prestado para la elaboración de diversas ilustraciones durante siglos. Si bien los fantasmas surrealistas de Dalí le hicieron el candidato ideal para traer a la vida el Infierno y el Purgatorio, también lo era su reconciliación con el catolicismo que para 1948 le hicieron ser reconocido por una nueva expresión religiosa en su arte.

La exhibición, presentada en el orden de las ilustraciones, comienza con el Infierno, en el que Dante, el protagonista de manto rojo es presentado como una figura pequeña pero fundamental en el centro de un gran llano abierto, en una gran y larga perspectiva. Este tema de paisajes recurrentes, según se nos explica, es la forma en que el artista hace referencia al terreno de su juventud en España, representando con ello el inicio de un viaje tanto para el retratado como el retratista.

Durante el camino, Dante se enfrenta a Cerbero, el perro de tres cabezas que es el guardián de las puertas del infierno. El “Cerbero” de Dalí es un gran espécimen, cuyo temible poder y energía muscular son presentados a través de remolinantes líneas concéntricas de tinta que definen a la bestia.

Las piezas que más nos recuerdan el trabajo surrealista del artista son las impresiones tales como “Falsificadores”, una de sus ilustraciones más violentas de los pecadores más despreciables. Muestra el torso de un humano medio flagelado, clavado sobre una tabla, atravesado por una lanza, sujetando sus propias entrañas. Nada es escatimado en esta visión de un alma torturada “justamente”, una que solo podría emerger de las excursiones de Dalí en su metodología crítica-paranoica.

Salvador Dalí, “Éxtasis de Dante,” de la Divina Comedia, Paraíso, 1960, tallado en madera en color en papel Rives después de acuarelas, 9 3/4 x 7 3/8 in.

De forma similar, el ciclo del Purgatorio investiga la naturaleza del pecado y el camino hacia la redención, mientras que Dante es guiado por la montaña del Purgatorio hacia el cielo. Los Siete Pecados Capitales hacen su aparición aquí, incluyendo la cacofonía de “Subiendo al Séptimo Nivel: Lujuria”. La escena, presentada en tonos difuminados de sepia y ocre, está repleta de figuras desnudas y atormentadas que escapan de las flamas, mismas que Dalí presentó como líneas rectas que se disparan. Las presentaciones como estas también muestran su conocimiento de las pinturas religiosas del Renacimiento y del periodo Barroco, recordando las imágenes apocalípticas del Juicio Final.

Probando que el Purgatorio no es tan solo miseria y perdición para nuestro héroe, hay escenas de redención. En particular, “Dante Purificado” es una imagen simple de devoción. Dante es visto a través del centro de un ángel azul brillante, con sus grandes alas de los colores del arcoíris. Dante está parado frente a un llano español, con el espectador comprendiendo que él dejará terra firma para la siguiente etapa de su aventura.

Consideremos el “Éxtasis de Dante” en la sección del Paraíso. En el texto representa la reunión celestial del poeta con sus antepasados y Dalí ha reestructurado este momento divino en el reconocible lenguaje visual de la ascensión al cielo. Es un ejemplo hermoso del estilo más amplio de Dalí con las acuarelas, usando un abanico de colores más coloridos que caracterizan a las ilustraciones posteriores. No es claro que sea que estas imágenes más relajadas sea un tipo de simbolismo conectado con el viaje de Dante del infierno al cielo o que indique la fatiga de Dalí sobre la gran magnitud del proyecto. Ciertamente podría ser visto de una u otra forma, pero es muy efectivo para este gran momento emocional en el poema.

Salvador Dalí, Placa 5 de Les Chants de Maldoror, 1934, impresión calcográfica, 13 1/8 x 1.

Por último, los materiales de introducción del show comentan sobre el “misticismo nuclear” de Dalí, que para dicho momento en su carrera comprendía temas que incluyen la religión y el proceso científico, en particular la fisión/fusión nuclear. Aunque son claros los aspectos religiosos de las ilustraciones de la Divina Comedia, el interés científico es menos aparente. En el Paraíso, en “El Divino Conocimiento Anticipado”, Dalí presenta al poeta conociendo su destino a un exilio con las manos entrelazadas y con una aparente fracturación atómica de su ser en pequeños fragmentos energizados.

La exhibición ofrece mucho que observar. Cuenta con grandes conexiones literarias y consideraciones sobre cómo un artista visual puede interpretar el texto de un autor. Es también una historia visual del arte de Salvador Dalí, llevando al espectador a través de sus muchas fases estilísticas e imágenes reconocibles. Dado el tiempo que toma poder apreciar este gran show, en verdad resulta ser todo un viaje.La exhibición “Stairway to Heaven” de Salvador Dalí estará disponible hasta el 24 de agosto en El Museo Latino, en 4701 S. 25th St. El horario actual del museo es de miércoles a viernes, de 11 a.m. a 5 p.m. y sábado de 11 a.m. a 2 p.m. Se requiere hacer una reservación llamando al teléfono 402-731-1137 o en línea en www.elmuseolatino.org.

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