En ocasiones es difícil para Marasia Harris creer que acaba de comenzar su segundo año en Central High School. Después de todo, ella nunca pudo acabar el octavo grado.
“En realidad no me di cuenta que había salido de la secundaria hasta que comencé la preparatoria”, dijo la estudiante de 15 años.

Cuando en marzo de 2020 el distrito de Omaha Public School (OPS) cerró las escuelas por dos semanas y después por el año completo debido al COVID-19, Harris dijo que sus clases terminaron antes de lo esperado y ella junto con sus compañeros de clase tuvieron la opción para completar asignaturas extras sin calificaciones.
“Completé algunas de ellas durante las primeras semanas”, dijo Harris. “Pero al llegar abril y mayo, me pregunté… ¿en verdad tiene caso hacer esto?”.
Durante los dos últimos años escolares, estudiantes de preparatoria como Harris han tenido que lidiar con algunos de los momentos más formativos y transicionales de sus vidas con poco cierre y mucha incertidumbre debido a la mortal pandemia. Aunque durante el verano las pautas menos estrictas del CDC y la elegibilidad para que las personas jóvenes de 12 años y adultos puedan vacunarse ha inducido un sentido de normalidad, el incremento en la variante Delta trae consigo un golpe de realidad: los estudiantes y maestros de Omaha ahora han entrado a un tercer año escolar durante la pandemia.
“La clase de último año es la única que ha tenido un año normal”, dijo el Dr. Rony Ortega, director de Bryan High School. “La experiencia de todas las demás clases ha sido interrumpida por la pandemia”.
Como otras escuelas de OPS, los estudiantes del último año de la escuela Bryan comenzaron con clases a distancia y después pasaron a un modelo de aprendizaje híbrido, con clases en persona usando cubrebocas o clases en línea. Las clases en línea han sido todo un reto, tanto para los estudiantes como para los maestros.
A nivel nacional, las directivas de los distritos escolares y los expertos en salud pública coinciden en que el aprendizaje en persona es más beneficioso que en línea para los estudiantes. Pero desde enero, no todos han tenido el mismo acceso a un aprendizaje en persona.
Un estudio de junio de 2021 elaborado por Centers for Disease Control and Prevention (CDC) entre enero y abril de este año reveló que en Nebraska los estudiantes de color, incluyendo en este grupo a los latinos, tienen en promedio 10,6% menos acceso a escuelas de tiempo completo en persona en comparación con los estudiantes blancos.
La accesibilidad al transporte, el riesgo potencial a la exposición al coronavirus y tener responsabilidades familiares contribuyen a que diversos estudiantes negros y latinos no tengan la posibilidad de tener acceso a un aprendizaje en persona.
“Algunos de nuestros jóvenes han estado tomando clases a distancia desde marzo de 2020”, dijo el Dr. Ortega. “Vamos a tener que reconectarnos y comprometernos con estos estudiantes de forma diferente”. Una estrategia que nos comentó en la que quiere que mejore la escuela es “identificar en tiempo real cuando un estudiante está batallando y poder intervenir de inmediato”.

Aunque regresar al aprendizaje en persona es prometedor para poder acortar esas brechas, para otros es un riesgo preocupante. Debido a que la variante Delta está en crecimiento, regresar a clases en persona pone a los jóvenes no vacunados ante un alto riesgo de infección, según comentan los oficiales de salud.
Después de que Luis Morales pasó en línea el primer semestre de su primer año en Omaha South Magnet High School, su familia le alentó a regresar a las clases en persona en enero de este año, a pesar de sus miedos de infectarse con el virus en la escuela y transmitirlo a sus padres y hermana.
“Fue una pesadilla” regresar a la escuela, dijo Morales de 17 años de edad. Tuvo ingeniárseñas con las clases para evitar los concurridos pasillos que hacían casi imposible el mantener un distanciamiento social. Aunque es consciente de que la variante Delta, Morales se sintió más seguro de regresar a la escuela para otoño debido a que está vacunado y su escuela requiere que todos en el edificio usen cubrebocas.
El vacunarse contra el COVID-19 y usar cubrebocas siguen siendo las formas más efectivas de protegerse contra el virus, aseguran los CDC. Aun así, alrededor del 43% de los residentes del Condado de Douglas de entre 12 a 17 años de edad no están completamente vacunados, según datos del Departamento de Salud del Condado.
Salud mental
Onyah Rush, estudiante de último año en Westside, decide usar un cubrebocas en las clases, aunque su escuela no lo requiere. Durante el primer día de su último año en Westside High School, Onyah Rush – de 17 años de edad – y sus amigos podían contar en sus manos el número de estudiantes que usaban cubrebocas.
Contagiarse de COVID-19 y contagiar a su familia ha sido una gran preocupación desde que regresó a las clases en persona durante la primavera pasada. Pero en un principio Rush no regresó a clases. Ella comentó que el aislamiento por el aprendizaje en línea en verdad impactó su salud mental.
“Al principio, sentí que podía hablar con todos”, nos dijo. “Después cuando llegamos a los tres y cuatro meses, sentí que estaba sola en mi cuarto con cuatro paredes y una TV y un mundo de tareas que se acumulaban”.
Durante esos meses posteriores, Rush fue diagnosticada con depresión. Aunque no está segura de sí la pandemia fue la causa, Rush sabe que el aislamiento contribuyó a su diagnóstico.
“Fue un gran reto para mí sentarme en un cuarto y tener todos esos pensamientos y tantas tareas”, nos dijo. “Durante tu adolescencia, definitivamente es más difícil pasar por estos cambios, especialmente cuando estás en confinamiento”.
Desde el comienzo de la pandemia, los expertos en todo el país han advertido sobre la posible crisis de salud mental.
Después de un año completo de aprendizaje durante la pandemia, las estadísticas muestran cuanto ha sufrido la salud mental de los adolescentes durante este tiempo, especialmente para los jóvenes de color (BIPOC) y LGBT+, quienes son más vulnerables a los impactos negativos de la salud mental.
Harley Lawton, estudiante de segundo año en Central High School, tuvo un diagnóstico de depresión durante el aprendizaje en línea a distancia. A sus 14 años de edad sabía que tenía Transtorno de déficit de aprendizaje e hiperactividad (TDAH) antes de comenzar la pandemia, pero la colisión de trabajo y escuela lo hizo más difícil de manejar.

“Con ADHD, asocio la escuela con el trabajo. En casa es donde puedo relajarme”, dijo Lawton. Cuando la escuela en línea comenzó a hacer más difícil separar el trabajo y el hogar, la motivación de Lawton disminuyó y su ansiedad incrementó con la presión de la expectativa de obtener buenas calificaciones y “estar bien”. Lawton encontró la fortaleza para trabajar con un terapeuta, además de compartir con algunos maestros cómo le iba.
Ted Dondlinger, un consejero de preparatoria que se enfoca en apoyar la salud social y emocional de los estudiantes en Westside, comenta que pedir ayuda puede ser el paso más difícil para los estudiantes de preparatoria que experimentan un impacto negativo sobre su salud mental.
“Hablamos sobre vergüenza y tienes que permitirte compartir las cosas y permitir que las personas te ayuden, lo cual es algo muy, muy maduro”, nos dijo. “Y es difícil para los adultos hacerlo, ni qué decir de los jóvenes, sabes, decir necesito ayuda. ¿Podrías por favor ayudarme?”.
Regresar al aprendizaje en persona fue mejor para la salud mental del Lawton, pero no es una solución simple para el problema.
“Durante los días de escuela en verdad me sentí solo, por lo que estaba hablando por mi teléfono hablando con mis amigos durante mucho tiempo”, comentó Lawton. “Para mí, se supone que la preparatoria es sobre crecimiento. Yo no podía crecer cuando no había un contacto real entre personas”.
Lecciones aprendidas, lecciones por ofrecer
Además de la abundancia en lecciones aprendidas por los estudiantes, hay algo más que quieren que prueben los administradores:
Lawton espera que el distrito y la administración mantengan a los maestros, familias y estudiantes “informados” con la información que cambia tan rápido. “Todos estaban aprendiendo las cosas al mismo tiempo que los maestros”, nos dijo Lawton.
Harris se dio cuenta de que poder levantarse más tarde le permitiría tener más energía durante los días de escuela en línea y ella ahora se siente más cansada. Se pregunta si los administradores de la escuela considerarían retrasar la hora de inicio del día.
Si pudiera, Morales cambiaría las regulaciones de seguridad por COVID-19 y asegurarse de que todos los que no están vacunados se queden en casa o usen cubrebocas.
Y Rush quiere que los adultos comprendan lo desafiante que es ir a la preparatoria durante una pandemia.“Es difícil entender (en la escuela) y hacer tareas con todo lo que está pasando y te enfocas en lo que está pasando en el mundo”, nos dijo. “¿Están todos bien? Hay variantes y vacunas y viendo lo que está mal y las cosas nuevas que pasan. Y es muy difícil hacer eso cuando tienes tareas que se acumulan y te estás preocupando sobre graduarte en tu futuro. Así que definitivamente es difícil cuando tienes tantas cosas pasando por tu mente”.