Por Leah Cates / Fotos: Chris Bowling

Si le preguntas a Sophie Smith por qué cambió de escuela primaria, las razones son simples: género y nombre. Sophie, cuyo nombre ha sido cambiado en este artículo para proteger su identidad, quería que se dirigieran con los pronombres “ella” y le llamaren Sophie, para poder seguir haciendo lo que tanto le gusta, como lo es crear arte y pasar tiempo con sus amigos.
En casa, eso es exactamente lo que pasó. Aunque Sophie fue asignada como varón al nacer, sus padres le escucharon cuando a los 3 años de edad les dijo que ella era una niña. Los expertos de la Mayo Clinic hasta la American Academy of Pediatrics comentan que desde temprana edad, niñas y niños pueden identificar su género y si ello coincido con lo que dice su certificado de nacimiento.
En la escuela, las cosas eran diferentes.
“(Otras familias cuestionaban) cómo la estaba criando y (querían que yo) la guiara hacia un camino diferente”, dijo la mamá de Sophie. “Creo que estaban tratando de rezar por nosotros, como rezar para que lo gay desapareciera”.
En una escuela primaria católica en Omaha, Sophie era referida con el género equivocado por los maestros y acosada por sus compañeros de clase por usar un vestido en un evento. Cuando la madre de Sophie pidió que se hiciera referencia a su hija con sus pronombres y pudiere usar un uniforme de niña, un sacerdote dijo que no. La madre de Sophie recordó que él dijo que Dios nos hace como somos. No era negociable.
“Creo exactamente lo mismo”, le dijo su madre al sacerdote, “que Dios nos hace quien estábamos destinados a ser, (lo que significa que) tú puedes ser tú por dentro. No son solo las partes externas de tu cuerpo las que te hacen (quién eres)”.
A nivel nacional, los estudiantes transgénero se han convertido en un imán para políticos, expertos en televisión e innumerables guerreros del teclado en redes sociales. Omaha no es una excepción. Los borradores iniciales de los estándares de educación sexual sugeridos en el Estado, que mencionaban la identidad de género, se fusionaron en una guerra de poder político y la palabra “transgénero” terminó excluida de los borradores (lea nuestra historia aquí). Muchos sienten que nos estamos perdiendo del hecho más obvio: son solo niños.
“Las jóvenes niñas trans no buscan dañar a nadie”, dijo el Dr. Jay Irwin, sociólogo médico y profesor de sociología en la Universidad de Nebraska en Omaha. “No sé cuándo (las personas trans) se volvieron tan aterradoras”.
Los expertos, los padres y las propias niñas y niños transgénero dicen que no hacen esto por los deportes, los baños o los pronombres. Lo hacen porque las niñas y los niños trans saben quiénes son y quieren que el resto del mundo los vea de esa forma.

Cuando no es así, cuando los padres, la escuela o los amigos no lo aceptan, puede provocar acoso escolar y una crisis de salud mental, incluyendo tasas de suicidio más altas. Pero esa no es la experiencia de todos. Sophie se cambió a Millard Public Schools, que tiene una política de no discriminación que incluye la identidad de género. Los maestros y los niños la tratan como la niña que es, dijo su mamá.
“Todo el mundo le tenía miedo a Sophie en su escuela anterior. Básicamente estaban tratando de proteger a todos los demás niños de Sophie”, dijo su madre. “Ahora están protegiendo a Sophie”.
Peleando contra la ciencia y creando controversia donde no la hay
Cuando regresaron a clase para el nuevo año escolar, el estudiante de secundaria local Jamal Webber se centró en obtener buenas calificaciones y prepararse para el drama social adolescente habitual. Jamal, cuyo nombre fue cambiado para esta historia para proteger su identidad, no estaba pensando en declararse como trans y no binario entre un mar de adolescentes.
Eso es porque sus amigos le apoyaban y al resto de sus compañeros de clase no les importaba tanto.
“La gente dice ‘como sea’”, dijo Jamal sobre sus compañeros de clase. “Los estudiantes generalmente no se enojan por esto”.
La identidad de género de alguien no debería ser motivo de controversia. Y para las niñas y los niños, comenta Irwin, generalmente no lo es. Según los expertos en salud infantil, antes de que los niños puedan leer y escribir, comienzan a formar una identidad de género. Y si no coincide con lo que figura en su certificado de nacimiento, que así sea.
Según Irwin, decirle a una niña como Sophie que no puede usar un vestido o jugar con muñecas porque lo que está en su certificado de nacimiento no está basado en la ciencia o la biología. Es una regla creada por humanos que puede resultar confusa incluso para los niños cisgénero (cuyo género coincide con el sexo en su certificado de nacimiento).
“Los estudiantes de primaria (preguntan): ‘Se supone que debo jugar con este tipo de juguetes, pero, ¿acaso no puedo jugar con estos tipos de juguetes? ¿Por qué? Son juguetes”, dijo Irwin. “Para niñas y niños, esas parecen ser reglas arbitrarias “.

El hermano menor de Sophie comprende el género de su hermana mayor. Cuando ve fotos antiguas de su hermana mayor, dice con total naturalidad: “Eso fue cuando Sophie era un niño”, pero ahora sabe que Sophie es una niña.
Los niños trans solo quieren ocuparse de sus cosas y tener una infancia normal, dijo Irwin. Lo que no quieren son compañeros de clase, profesores y padres que miren su ropa o se pregunten qué hay debajo. Cómo nos sentimos en nuestro cuerpo es intuitivo y natural, según expertos como los de la Asociación Médica Estadounidense. Tratar de argumentarlo o racionalizarlo es una batalla perdida.
“Las personas merecen presentarse como si fueran auténticas”, dijo JohnCarl Denkovich, un activista LGBTQ + en Nebraska. “Realmente es tan simple como eso”.
Título IX, Pautas escolares y el evangelio
La Arquidiócesis de Omaha Catholic Schools define “auténtico” de forma diferente.
“En primer lugar, cumplimos con lo que nos dice el evangelio”, comentó la Superintendente Vickie Kauffold. “Esa es (nuestra) identidad; (eso es) lo que somos”,
El evangelio, dijo, explica que Dios creó masculino y femenino. De acuerdo con la Arquidiócesis de la Oficina de Evangelización y Vida Familiar, no hay diferencia entre cuerpo y alma, ni entre género y cuerpo.
La Oficina de Vida Familiar dice que ofrece una orientación paciente y cariñosa a los estudiantes que cuestionan su identidad de género. Pero afirmarán la realidad – que consideran ser el sexo en el certificado de nacimiento del niño o niña – y no sus nuevos pronombres.
Kauffold dijo que una escuela individual dentro de la Arquidiócesis podría afirmar técnicamente la identidad de género de un niño o niña, pero la mayoría buscaría orientación a través de la Oficina de Vida Familiar. La Arquidiócesis reconoce que niñas y niños pueden dejar la escuela católica cuando sus pronombres no se afirman.
“Amamos a estos niños”, dijo Kauffold. “Nos duele ver que los niños quieren alejarse de la iglesia (y) de cómo Dios los diseñó para ser”.
Sophie dijo que cuando la escuela católica no afirmaba su nombre y género, se sentía mal. Cuando The Reader le preguntó en una entrevista por correo electrónico cómo se siente ahora que sus compañeros y maestros en Millard la tratan como niña, la respuesta de la niña de primaria no fue complicada:

“Genial”.
A diferencia de las escuelas privadas, las escuelas públicas deben seguir el Título IX, una ley de derechos civiles aprobada en 1972 que protege a los estudiantes de la discriminación basada en sexo. A partir de junio de 2021, eso incluye proteger a los estudiantes sobre la base de la identidad de género y la orientación sexual.
Omaha Public Schools tiene cuatro páginas de pautas de equidad de identidad de género, que definen términos como “género fluido” y “transgénero” y describen cómo el distrito afirma el género de un niño o niña.
Ralston Public School enumera la identidad de género, además de la expresión de género, en su aviso de no discriminación. Irwin, también transgénero, es miembro de la Junta Escolar de Ralston (según el Omaha World-Herald, se cree que Irwin es el primer funcionario abiertamente trans electo en Nebraska) y dijo que fue su idea agregar la identidad de género.
Pero las reglas no crean entornos seguros para los niños. Lo hacen los maestros, administradores y los demás estudiantes.
“Al final del día, un estudiante realmente solo sabe … lo que está experimentando en la escuela”, dijo Denkovich, “y si esas políticas se traducen o no en la práctica”.
Bullying y baños:
Cómo se ven las pautas y el evangelio en la realidad
Denkovich asistió a una escuela pública en Lincoln a finales de los 1990 y principios de los 2000 y describe sus años de escuela secundaria como horrendos.
“Me arrojaron comida, me escupieron, me robaron mis cosas, la gente marcó con una llave la palabra ‘mariquita’ en el capó de mi auto”, dijo Denkovich, quien como resultado a menudo experimentó ataques de pánico durante años cuando comía en público y aún vive con ansiedad social severa. “Tenía tendencias suicidas … No pensé que viviría para graduarme de la licenciatura”.
Denkovich, quien se inspiró en su madre para canalizar su trauma hacia el trabajo por la defensa y el activismo LGBTQ+ en la universidad, es un defensor de las leyes estatales contra el acoso escolar que especifican protecciones para grupos históricamente marginados, como la comunidad LGBTQ+. Actualmente, mencionó Denkovich, las protecciones para los grupos marginados, que no están explícitamente cubiertos por la ley anti-bullying de Nebraska, son opcionales.
Según una investigación de la Red de Educación Gay, Lesbiana y Heterosexual, los estudiantes LGBTQ+ que asisten a escuelas que tienen políticas enumeradas, que establecen explícitamente que protegen a los grupos marginados, experimentan menos acoso que aquellos cuyas escuelas, como las de Nebraska, no lo hacen.
En la escuela católica, la mayoría de los compañeros de clase de Sophie se negaron a usar sus pronombres y su nombre elegido. Cuando Sophie usó un vestido para un evento de la iglesia, los niños se burlaron de ella y la escuela cambió su código de vestimenta para que los niños tuvieran que usar ropa que coincidiera con el sexo en su certificado de bautismo para eventos futuros. Y cuando Sophie llegó a la escuela con una mochila de princesa de Disney, una madre llamó al sacerdote y le pidió que hablara con la madre de Sophie sobre la paternidad apropiada.
“El acoso no solo proviene de los estudiantes”, dijo Denkovich. “Puede provenir de otros padres, puede provenir de administradores y educadores”.
Y luego estaba el baño de las niñas, el cual Sophie no podía usar. La Dra. Ferial Pearson, profesora de educación docente y activista de la Universidad de Nebraska en Omaha, ha visto a niños perder tiempo de clase caminando hacia un baño de una sola cabina o contraer infecciones del tracto urinario por aguantarse todo el día porque tienen miedo de la agresión física. De acuerdo con un estudio reciente de la Academia Estadounidense de Pediatría, aproximadamente el 36% de los adolescentes trans y no binarios encuestados cuyas escuelas restringen el acceso al baño o al vestuario habían sido agredidos sexualmente en los últimos 12 meses.
“A la gente le preocupa que (las niñas trans) se hagan pasar por niñas chicas para poder abusar de alguien. No hay registro de que eso haya sucedido”, dijo Pearson. “Pero lo que hemos visto (a nivel nacional) es que niñas y niños transgénero son atacados en los baños”.
En la escuela de Jamal, hay un baño de género neutro, pero las niñas y niños necesitan una llave por separado para su acceso. A menos que estén conectados con los defensores adecuados, nunca sabrán que existe.
La escuela de Jamal ha actuado; sin embargo, se encontraron con un maestro que insistió en que los pronombres “they/them” (para referirse a ellos en inglés) son plurales y no singulares y los usó de forma incorrecta durante todo el semestre.
“Si el maestro se equivoca [en tus pronombres] y se niega a hacerlo bien, simplemente tienes que quedarte sentado”, dijo Jamal.

Los estudiantes transgénero en entornos de apoyo todavía se enfrentan a lo que Irwin describe como la muerte por 1,000 cortaduras por papel. Usar el género equivocado o referirse a alguien por el nombre anterior de su acta de nacimiento u otro nombre previo, incluso cuando no es intencional, perturba la mente de los estudiantes. Irwin dijo que comentarios de género aparentemente inocuos como “¡Ve, niña!” o “¿Tienes novio?” puede hacer que niñas y niños trans sientan que sobresalen de la forma equivocada.
“Es un recordatorio constante de, ‘Oh, no encajo. ¿Quiero destacar entre la multitud o quiero conformarme?”, dijo Irwin. “La conformidad tiene un precio”.
A la madre de Jamal le preocupa cómo la segregación de género en las escuelas, que separa a niños y niñas en los deportes, los baños o la pista de baile, afectará a Jamal. Se pregunta si la maestra de educación física le colocará con los niños o las niñas para nadar y espera que la “reina y el rey” del baile escolar se convierta en “realeza”. A Jamal, que planea hacer una prueba de tenis, le preocupa que se vea obligado a usar una falda.
Los deportes son otro campo minado. La Asociación de Actividades Escolares de Nebraska permite que los estudiantes transgénero practiquen deportes, después de que se hayan sometido a un proceso complicado, que incluye la confirmación oficial de la identidad de género del estudiante por parte de los padres y compañeros, la posible presentación de registros médicos, la revisión de una solicitud de identidad de género ante el Comité de Elegibilidad NSAA y más. Incluso si un estudiante gana, aún debe usar el baño asociado con el sexo en su certificado de nacimiento si no se ha sometido a una cirugía de reasignación de sexo.
“Yo diría que la mayoría de los estudiantes trans nunca solicitarán se aplique esta política debido a lo invasiva que es y los obstáculos que se deben superar para poder jugar”, dijo Denkovich. “Y no hay garantía de qué si envías todo esto serás aprobado”.
Cada escuela debería adaptarse a los estudiantes trans, dicen los defensores. Eso puede ser tan simple como eliminar la segregación de actividades basadas en el género o educar a la clase sobre el uso de pronombres. Pero, según Denkovich, algunos padres y educadores argumentan que solo los estudiantes LGBTQ+ deberían recibir esa educación, que toda la clase no debería cambiar por un estudiante. Denkovich no está de acuerdo.
“[Es como] llevar a 10 niños a una excursión y solo nueve regresan”, dijo Denkovich. “Una tasa de éxito del 90% es excelente, pero si su hijo o hija es quien se queda, es un problema para usted y para ese niño o niña”.
No hay forma de saber quién es LGBTQ+ a menos que haya un espacio creado para que todos se sientan valorados, respetados y seguros, dijeron. Incluso entonces, no hay un cronograma estándar para salir del closet.
“La realidad de ser un estudiante queer”, dijo Irwin, “es que tienes que ser la persona madura que dice: ‘Aquí está quien soy. Acéptenme’”.
“Una reacción natural a experimentar algo horrible (y) constante”: La salud mental de niñas y niños trans
El día que The Reader habló con Lucas Martin, maestro de OPS cuyo nombre fue cambiado para proteger su identidad, estaba bastante seguro de que un niño le había dicho que era trans.
“Dijeron que sus colores favoritos [eran] el rosa, el azul y el blanco, los colores de la bandera trans. Por la forma en que me miraban, yo estaba como, Entiendo’”, recordó Martin, quien dijo que el estudiante estaba saliendo de su caparazón por primera vez. “Hago (mucho) lenguaje codificado porque a medida que los niños se descubren a sí mismos, no saben cómo articularlo, pero tienen a alguien que saben (lo entenderá)”.
Como maestro abiertamente gay que asesora a muchos niños LGBTQ+, ha guiado a adolescentes trans a través de momentos oscuros.
“He asesorado a (un) estudiante sobre cómo ser transexual y no querer suicidarse a los 13 años”, dijo Martin. ” El [potencial de] suicidio es muy real”.
Las estadísticas de suicidios de jóvenes transgénero son asombrosas: más de la mitad de los jóvenes trans y no binarios consideraron seriamente suicidarse en el último año, esto de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Mental Juvenil LGBTQ 2021 del Proyecto Trevor.
Emiliana Isabella Blanco, una terapeuta local que trabaja con jóvenes transgénero, siendo ella misma transgénero, dice que el rechazo de los padres tiene un efecto importante en la salud mental de una persona. Según el Proyecto Trevor, los jóvenes trans y no binarios cuyos pronombres son afirmados por todas las personas con quienes viven intentan suicidarse a tasas más bajas.
Al igual que los padres de Sophie y Jamal, los padres de muchos de los clientes de Blanco son comprensivos. No obstante, niñas y niños muestran síntomas de depresión y ansiedad. Dijo que es difícil saber si realmente tienen condiciones de salud mental diagnosticables o si están respondiendo a la alienación y el abuso constantes.
“(A veces es) simplemente una reacción humana natural a experimentar algo que no solo es terrible, sino que está en curso”, dijo.
Esa tensión de salud mental, dijo Blanco, puede descarrilar las carreras académicas de los estudiantes. Blanco ha visto a niñas y niños trans luchar con la escuela – descuidar sus tareas o llegar tarde todos los días – y lidiar con el cambio de sus cuerpos en formas que no afirman su género.
“En lugar de denigrarles y decir: ‘No hiciste esta tarea y eres mala o malo’”, dijo, “(los maestros deberían) esforzarse y preguntar: ‘¿Todo está bien?’”
Blanco dijo que los jóvenes transgénero de color enfrentan desafíos únicos mientras luchan contra la transfobia y el racismo. Según el Proyecto Trevor, tienen menos probabilidades que sus pares blancos de tener acceso a la atención de salud mental. Como mujer trans latina, ella misma ha tratado con personas que la estereotipaban como una “latina ardiente” o una “mujer trans enojada”. También ha trabajado con niñas y niños latinos que se preocupan no solo por la discriminación por identidad de género, sino también por la deportación de sus padres.
Muchos de los aprendices de Martin son inmigrantes que también luchan contra la pobreza. Cuantas más identidades marginadas tienen sus estudiantes, dijo, más retraídos y tristes parecen. Mientras tanto, comenta Martin, las y los niños transgénero no siempre tienen maestros transgénero o queer que sirvan como modelos a seguir. Muchos educadores trans y queer, dijo, permanecen encerrados, temerosos del estigma y los estereotipos sobre las personas LGBTQ+ como depredadores.

“La cultura de (Omaha) es de secretismo, donde las personas son LGBTQ+ pero no lo reconocen”, dijo Martin. “Los estudiantes tratan de ser como son y ven a adultos que no lo son”.
Martin se esfuerza por crear un aula inclusiva donde niñas y niños puedan ser ellos mismos. Muestra fotos de su familia queer elegida y llena sus estanterías con literatura que representa a las personas LGBTQ+. Los niños LGBTQ+ de otras clases buscan su salón de clases como un espacio seguro.
Y cuando están en un espacio de aceptación, los jóvenes transgénero pueden prosperar.
Nada que probar: Dar a las y los niños trans la libertad de ser ellos mismos
El primer día de clase, la maestra de Jamal Webber le confundió. Jamal le dijo: “Ya no uso esos pronombres”. La maestra hizo el cambio y eso fue todo.
“Cuando alguien me confunde el género, le corrijo [y seguimos adelante], esa es una de las mejores cosas que he visto en mi vida”, dijo Jamal. “Es bueno tener apoyo (de la gente)… sin que (ello) sea un gran problema”.
Según su madre, Sophie recibe mucho apoyo en Millard. Sophie aún no ha hablado con sus compañeros de clase, solo con los profesores y administradores. Por ahora, a Sophie y su mamá les gusta así.
“Su género, sus partes íntimas, eso no importa”, dijo su madre. “Si eres amiga de Sophie debe basarse en si te llevas bien con ella”.
La mamá de Sophie sabe que es posible que las cosas no siempre sean así de fáciles.
“No vamos a correr a la escuela pública y de repente nos libraremos de las personas que están en contra nuestra”, dijo, “pues seguro que habrá un montón de gente en contra (de mi hija en el futuro)”.
Sin embargo, ella también reconoce que su hija se está volviendo más segura de sí misma y de cómo la perciben los demás. Cuando Sophie les dijo por primera vez a sus padres su género, quería todo lo femenino: vestidos con olanes, brillantina y uñas pintadas.
Ya no. Ahora Sophie usa pantalones, shorts y menos rosa que antes. Su madre cree que se debe a que Sophie ha hecho que quienes la rodean comprendan lo que ella sabe desde que era una niña pequeña. No queda nada por demostrar.
“En ese entonces, sentía que tenía que demostrarle al mundo lo femenina que era”, dijo. “Ahora que ha sido afirmada y es una niña, ya no tiene que hacer nada de eso. (Sophie) puede ser quien quiera ser “.
Hacemos un agradecimiento especial al activista y orador público Eli Rigatuso por ofrecer su conocimiento y aportes al comienzo del proceso de investigación de esta historia.
Esta historia también está publicada en las ediciones impresa y en línea de The Reader. Leah Cates es reportera y Asociada Editorial y de Membresía para The Reader. Puede contactar a Leah por Twitter (@cates_leah) o email (leah@pioneermedia.me).