Por Karlha Velásquez Rivas
“Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida”. Esta frase pertenece al célebre artista español Pablo Picasso, quien siempre estuvo hasta sus últimos años de vida haciendo algo. 
Y es que esa idea parece ser la que siguen los más de 100 adultos mayores que visitan diariamente el Intercultural Senior Center (ISC). Un centro de esparcimiento y aprendizaje para los abuelos de diferentes nacionalidades que quieren estar siempre activos sin importar la barrera lingüística.  
Carolina Padilla, directora del ISC, cuenta que el ISC nació para reivindicar el valor de los abuelos y en especial a sus tías que la criaron luego de quedar huérfana de madre en Guatemala. “No tuve la oportunidad de volver a mi país y agradecerles a ellas (a sus tías) todo lo que hicieron por mí. Por eso comencé este proyecto como una especie de reconocimiento”, expresó. 
La necesidad de socializar fue la motivación desde hace diez años (2009). Todo comenzó con un grupo de 5 o 5 personas de origen latino que ocuparon los espacios de una iglesia ubicada entre la calle 24 y la J. Luego, a medida que el ISC fue conociéndose en la comunidad cambiaron de espacios en varias ocasiones hasta conseguir el apoyo del Eastern Nebraska Office on Aging (ENOA), un departamento del Estado, que les ayudó a tener un edificio en la calle Center, en la cual actualmente están. 
La condición del ENOA fue que el Centro apoye también a las personas con estatus de refugiado. Vale destacar que el nombre del centro se ha mantenido desde sus inicios por lo que mantienen bien arraigado el propósito de la organización. 
De acuerdo con su página web, el centro busca darle dignidad a los adultos mayores y le dan la oportunidad de compartir sus experiencias y conocimientos con otros. “Pienso que tener esa edad es una gran bendición (…) además, demuestran que son capaces”, dijo Padilla.
 
Lejos de ser un geriátrico
Padilla hace hincapié en que este centro de socialización no es un geriátrico o un centro de cuidado especial para adultos mayores, sino que se trata de un lugar donde la gente asiste voluntariamente a adquirir. “Ese compromiso de levantarse temprano para estar aquí (en el centro) y aunque no hablen el mismo idioma, muchos se ponen a hacer lo que les gusta y comparten su pasado. Eso alimenta el espíritu y el alma. Aquí aprenden a ser más independientes y su salud mejora considerablemente”, agregó. 
Añadió que allí se ofrece un programa de educación y diversas actividades para mayores de 50 años. “Este no es un lugar donde se les da un cuidado especial. Ellos deben ir al baño solos, comer solos porque no tenemos un servicio de especialización”, dijo Padilla. 
Asimismo, también se ofrece desayuno y almuerzo proporcionado por la ENOA. “El costo es muy bajo (4 dólares) y a no se le exige a ellos (los miembros) pagar algo. Es solo una colaboración”, refirió Padilla.
Asimismo, los miembros de la organización también reciben jornadas de chequeo médico y operativos de  el centro también ofrece servicios de salud de forma gratuita que son patrocinado por varias fundaciones. Así, el centro hacen operativos de chequeo de salud tres veces al año, también vacunación contra la influenza y chequeo mamario, entre otros. Padilla informó que para finales de octubre se les colocará la vacuna contra la gripe. 
También cuenta con cuatro flotas de transporte que recoge a los miembros de la comunidad intercultural en varios puntos de Omaha. Y en la tarde los regresa a sus hogares. 
“¡Si no vengo me muero!”
Las diferencias culturales o barreras idiomáticas no es un problema en el centro para poder seguir aprendiendo. Desde costura, actividad física, inglés, español y otros cursos, son algunos de los que se imparten en este lugar. Y en vez de seguir cumpliendo años, van cumpliendo sueños. 
Para Carmen Poleo (64 años), miembro de la comunidad y procedente de Venezuela, tiene cuatro años asistiendo al centro y expresó que sin ese lugar su vida sería muy aburrida. “En mi casa me aburro mucho y no tengo con quien hablar. Toda mi familia trabaja y por lo general estoy sola. A través de una cuñada me enteré de este lugar y ahora ¡si no vengo me muero!”, dijo. 
Poleo expresa que se ha sentido a gusto. “El personal es muy cariñoso. Te enseñan a hacer cosas. Ya hice dos bolsos reciclables. He aprendido de todo menos el inglés, se me hace difícil. Para comunicarme con otros compañeros que no hablan español usamos una especie de lenguaje de señas”, expresó
Entre tanto, Hilda Palma (77), también de Venezuela, tiene cuatro meses asistiendo al ISC, y explica que en el lugar ha hecho amistades y está estudiando inglés. “A este lugar le llamo el kínder, aunque sé que no lo es”, dijo y agregó que le gustaría que los jóvenes fueran más a visitar el lugar.
De México, Carmen Trujillo (79), procedente de México, tenía la idea de que el ISC era un geriátrico hasta que asistió al lugar. “Veo ahora todo lo que soy capaz de hacer. El día que no vengo me siento mal porque me gusta seguir aprendiendo e interactuar con todos”, expresó. 
Se buscan voluntarios
La directora del ISC expresó que cuesta conseguir voluntarios, en especial de la comunidad latina. “Creo que es falta de conciencia y este sentido de compromiso que nos hace un poco de falta. Pienso que las personas mayores tienen mucho que compartir y enseñar y ser voluntario ayuda a entender que para ellos (los ancianos) es difícil (adaptarse) aunque hayan vivido por años es una sociedad diferente”, destacó Padilla.
Agregó que la creatividad de los miembros de la comunidad de la tercera edad se eleva con la presencia de voluntarios jóvenes y entusiastas. “Esto es un servicio para la propia comunidad”, dijo y reflexionó sobre el cómo ve la sociedad al Intercultural Senior Center: “La mentalidad que tienen algunos es que el gobierno es el que nos mantiene y no es así. A través de las donaciones privadas, individuales o fundaciones es que estamos en pie”. 
Resaltó que la participación de la familia es importante para que el abuelo o abuela se sienta importante y a gusto, además de involucrarse y mostrar interés por lo que se hace en el lugar. 
“¡Qué gran bendición es tener esa edad y poder compartir una historia y es bonito que la familia también la sepa. Aquí los miembros tienen la oportunidad de demostrar que son personas capaces y comprometidas. Que pueden reír juntos aunque no hablen el mismo idioma. Comparten su pasado y eso alimenta el espíritu. Al pasar los años nos volvemos también más vulnerables por lo que nuestra salud mental es también una parte importante”, refirió. 
Entre los eventos que están pendiente está la celebración del Día de los Muertos y para mayor información puede visitar la página web https://www.interculturalseniorcenter.org.
 
FIN/KV/EG

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