Muchos estudiantes-atletas colegiales se transfieren. Pero jugar para tres escuelas diferentes, como lo ha hecho Suárez, estudiante de último año en Creighton para el equipo varonil de basquetbol, es algo inusual.
Los cuatro estudiantes en transferencia en el equipo de CU tienen una historia. En el caso de Suárez, él se graduó antes de la Universidad Adelphi de la División II a donde llegó después de un año en Fodgam de la División I. Ahora el estudiante graduado de 24 años de edad está aprovechando al máximo su última temporada de elegibilidad al jugar para los Bluejays en la División I, equipo en el Top 25. El jugador de 6 pies 10 pulgadas y 245 libras llega para cubrir el espacio que dejó Justin Patton de 7 pies después de que se fue a la NBA.
La afable personalidad y actitud de Suárez encajan muy buen con sus compañeros de equipo de Omaha, Chicago, Kansas, New Hampshire, Eslovenia y Australia.
Irónicamente, tuvo que dejar la costa este – Suárez creció en New Jersey y busco su educación superior en Nueva York, para una escuela Great Plains para poder jugar en la histórica y dura Gran Conferencia del Este.
“Mi viaje final como atleta colegial es aquí en el medio-oeste”, nos dijo. “Es un cambio considerable. Me encanta estar aquí. Me siento bendecido debido al equipo de los entrenadores y el gran grupo de jugadores que tenemos”.
Viajar no es algo nuevo para él. Él ha visitado a su familia en España desde la infancia. Él tiene la intención de un día viajar a Chile en Sudamérica, en donde se ubican sus raíces ancestrales.
Al igual que esos lugares se ubican al otro lado del mundo, igual pasa con Omaha que se ubica lejos de las canchas en Nueva York en donde él logró mejorar sus habilidades. Cuando niño el futbol soccer era el deporte de su elección. De hecho su padre era un jugador semi-profesional. Suárez todavía estaría jugando soccer si no fuera porque era demasiado alto para ello.
Una vez que comenzó con el basquetbol, su tío Vinny, una leyenda en Nueva York, le ayudó a aprender lo necesario. Él incluso todavía le aconseja hoy en día.
“Cuando joven yo siempre quise ser como él”, Suárez comentó sobre su tío. “Él siempre ha vivido toda su vida al máximo. Él veía cada uno de mis juegos. Hasta la fecha él me manda mensajes de texto y me llama y me dice de lo que podría haber hecho mejor en el juego. Me encanta saber que está de mi lado”.
Vinny informó a su sobrino que después de graduarse de Adelphi él todavía podía jugar una temporada de baloncesto en la División I.
“Él me dijo, ‘yo creo en ti y deberías transferirte’. Él me emocionó y lo hice. Me da gusto haberlo hecho. Yo quería tener la oportunidad de jugar en una buena escuela de la División I que tenga un gran impacto”.
Suárez dijo que el entrenador principal Greg McDermott de CU “lo presentó todo para mí diciendo, ‘estamos buscando un jugador grande que lo de todo en una temporada’”.
Georgetown también estaba interesado en Suárez pero Creighton se sentía bien. “Mi instinto me decía que tenía que venir aquí. Me da gusto haberlo hecho. Yo me enamoré de esto. Yo hablé con mis familiares para tomar la decisión final”.
La actitud positiva de Suarez es producto de sus mentores de vida.
“He aprendido a siempre ser positivo sin importar lo que sucede pues después de cada túnel oscuro, de cada bache, siempre hay una luz y un camino claro después. Ciertas partes de mi vida han sido muy difíciles pero siempre habrá un nuevo día. Siempre habrá un reto. Está bien pues hay que luchar y seguir adelante”.
Su tía Lory, quien ya falleció, fue una inspiración.
“Algo que mi tía siempre decía es, ’si no aprendes de tus errores entonces los vas a repetir’. Si aprendes de ello llegarás a ser una mejor persona y un mejor jugador. Las oportunidades se encuentran cuando están ahí. He encontrado un muy buen lugar, una gran oportunidad en Creighton. Es una gran universidad. Lo malo es que solamente tengo un año aquí. Pero voy a disfrutarlo”.
Su más grande reto en CU, nos dijo, es ajustarse al estilo acelerado de juego (los Jays promedian 92 puntos por juego) y son de un juego más físico.
“El ritmo es más rápido y más agresivo. Cada día el entrenador me dice que necesito tomar ritmo. Él me dice: ‘si quieres ganar más minutos sobre la duela, tienes que jugar a nuestro ritmo’. Él me dijo al estarme reclutando y me lo dice ahora durante la práctica: ‘tienes que adaptarte’. Y me estoy adaptando. Estoy mejorando bastante”.
Para ayudar durante el proceso, él está trabajando fuerte sobre su resistencia, fuerza y condición.
El trabajo de Suárez le ha permitido ganarse más tiempo de juego. Él tuvo su mejores números de la temporada con 10 puntos y 2 bloqueos contra Maryland Eastern Shore (diciembre 15), 3 asistencias contra Texas-Arlington (diciembre 18) y 9 rebotes contra USC Upstate (diciembre 20), todos en victorias de CU.
Ahora que las series están en acción, él dijo: “Mi mentalidad es salir y jugar cumpliendo con mi rol, jugando lo más fuerte posible. No estoy buscando hacer algo tremendo. Yo solo estoy buscando jugar bien, jugar fuerte, jugar juntos y simplemente ganar”.
El ir de vuelta a cada a competir en el legendario Madison Square Garden, en donde juega el rival St. John y donde se lleva a cabo el torneo de post temporada, le motiva – igual que lo hace la posibilidad de jugar en el torneo de la NCAA.
Él no se arrepiente de haber tomado el basquetbol como su deporte pues le ha llevado a muchos lugares.
“Me encanta jugar este juego. Ha sido una gran experiencia. Me da la oportunidad de viajar, conocer a nuevas personas, ver nuevos rostros y experimentar nuevas culturas”.
Con un grado de gestión deportiva en mano y una Maestría en Salud y Bienestar en el horizonte, Suárez espera un día dirigir clínicas sobre nutrición, pero no antes de intentar jugar a nivel profesional. El jugar baloncesto en el extranjero podría incluso hacer realidad su sueño de vivir en España.
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