El área del código postal 68107 permanece en rojo. El mapa que muestra el conteo de los casos de COVID-19 en el Condado de Douglas señala que ahí es donde se concentran la mayoría las personas que fueron afectadas por el coronavirus en la ciudad de Omaha.

El sur es conocido por su aire hispano y, se podría decir que la mayoría de la población latina habita en esa zona. Pero ¿por qué las cifras más altas de los casos positivos de nuevo coronavirus están allí?

Para quien vive en Omaha la respuesta parecería “obvia”: los principales mataderos y empacadoras de carne están ubicado en el sur de Omaha son los culpables.

El presidente de la Junta de Salud del Condado de Douglas, Chris Rodgers, señala que no solo son las plantas procesadoras de carne sino a los trabajos que implican aglomeración. “La zona que observamos en rojo, la zona 68 107 se debe a lo que llamamos clústeres (grupos concentrados) de trabajos. La construcción (como trabajo) es uno de ellos. Las empacadoras de carne son también clústeres”, dijo Rodges mientras explicaba las cifras en el mapa en una entrevista a El Perico por Zoom.

La mayoría de los trabajadores de la construcción y las empacadoras son hispanos, entre otro grupo de inmigrantes y muchos de ellos no solo viven en el sur de Omaha, sino también en las áreas satélites de la ciudad como Council Bluff y Bellevue.

Más allá de las empacadoras

A comienzos de abril se conoció el escándalo de los 237 casos positivos de COVID-19 en las empacadoras de carne en Grand Island, otra ciudad al norte de Nebraska. Las alarmas en Omaha se encendieron y con ella las preocupaciones entre la población latina que en buena parte fue afectada por el virus.

Para ese entonces los sindicatos y la comunidad insistieron en que se protegiera a los que consideraron trabajadores esenciales y tomar medidas como disminuir la velocidad en la línea de producción, instalar separadores y en otras instancias cerrarlas. Algunos trabajadores entrevistados para ese entonces afirmaron que algunas medidas se tomaron y las consecuencias se vieron reflejadas en el aumento de precio de la carne en el sur de Omaha y la escasez de esa proteína en otros sectores de la ciudad.

A pesar de los casos positivos dentro de la comunidad del sur, las empacadoras no se detuvieron. Algunos trabajadores con suerte pudieron acceder a permisos remunerados si mostraban un reporte médico en el que se decía la causa de su “reposo”: COVID-19. Otros corrieron no tuvieron otra alternativa que seguir trabajando con o sin síntomas.

Ante este panorama Rodgers atribuye también el color rojo del 68 107 a los “contactos”, es decir, en los que una persona infectada afecta a otras según los lugares que visite, incluyendo a la familia. Según el mapa 59% de los casos que se conocen se debe a esta razón.

El también comisionado del condado de Douglas agregó que hace unos meses las zonas 68 104 y 68 111, al norte de Omaha, también estaban en rojo. Ahora está en anaranjado, eso quiere decir que los casos positivos han disminuidos.

Intención fracasada

A finales del mes de julio el senador Tony Vargas llevó a la Legislatura de Nebraska un proyecto de ley en el que se establecieran medidas más seguras para proteger a los trabajadores de las plantas procesadoras de carne. La propuesta fue rechazada.

El argumento de la legislatura fue que dicha propuesta no estaba bien sustentada y que un nuevo proyecto de ley no era necesario ya que las plantas procesadoras de carne de Nebraska ya estaban tomando medidas para “proteger a sus trabajadores, buscando orientación de expertos en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad de Nebraska sobre cómo operar de manera segura”, publicó AP.

Además, otros senadores argumentaron que los funcionarios de las empresas han manifestado que los contagios se dieron fuera del trabajo y además acuñan que se debe a que algunos trabajadores viven en “hogares abarrotados”.

En la audiencia otros senadores mostraron escepticismo, pero estuvieron abiertos a discutirlo dada la situación de pandemia, agrega el rotativo.

La reacción en la comunidad hispana de Omaha fue devastadora. “Pensar que nos dicen esenciales cuando demuestran otra cosa, es triste”, dijo en una entrevista a El Perico una trabajadora que prefirió mantenerse en anonimato.

“No hay una vacuna”

Desde el mes de mayo el porcentaje de contagiados era de 52% y ahora se ubica en 37,3%, ha disminuido, pero ¿cómo podemos bajar más esa cifra?

“No hay una vacuna. La única manera de disminuir es manteniendo la distancia social y usar un cubrebocas. Al comienzo de la pandemia no usábamos mucho el cubrebocas ya que fueron destinados a los trabajadores de la salud. Tampoco sabíamos que existía la posibilidad de no presentar síntomas y portar el virus ya que se conocía solo si tenías fiebre entre otros síntomas”, comentó el comisionado Rodgers.

Recordemos que el COVID-19 se transmite por las vías respiratorias y además, las mucosas son principales receptoras. Es por ello que Rodger recalca que es necesario el uso de los cubrebocas para protegernos mutuamente.

La manera en que una persona puede reaccionar ante un contagio del virus puede variar depende del sistema inmunológico de cada individuo. Así, de los 1 963 casos registrados en el sur de Omaha, 1 658 se recuperaron del virus. Algunos están en proceso de recuperación, pero otros han dejado un vacío en los corazones de sus familias.

Las autoridades reiteran el llamado a la comunidad a tomar en serio las medidas de seguridad establecidas. No en vano se decretó que es obligatorio usar los cubrebocas en todas las áreas cerradas y edificios en Omaha. Además, se abrió la página web TestNebraska.com para dar facilidades a hacerse las pruebas del COVID-19 y así seguir evaluar los casos.

*Este artículo fue publicado en la edición de septiembre de El Perico. 

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