Por Karlha Velásquez Rivas
Neli Hernández-Briceño, ganadora en 2015 del concurso de belleza Miss National Cover Girl, reclama a los organizadores de Quinceañeras Foundation su premio prometido por haber obtenido el primer lugar en el certamen de jovencitas realizado en la ciudad de Las Vegas , el cual consiste en una beca para costear parte de sus estudios universitarios.
Hernández-Briceño, de 21 años de edad, en entrevista a este periódico, relató que en diferentes oportunidades ha conversado con la directiva de Quinceañeras Foundation para que le sean entregados los 3.000 dólares, que es el monto total de la beca de estudios prometido. «Gané el primer lugar (del concurso), y el contrato que todas firmamos dice que parte de los premios es la beca de 3.000 dólares», dijo.
Según Hernández-Briceño, los organizadores del certamen de belleza alegan que no se le puede entregar el premio debido a que no lo reclamó en su momento, además que en estos momentos no cuentan con los fondos suficientes para darle la cantidad prometida.
No obstante, la ganadora de Miss National Cover Girl 2015 señala que ella intentó reclamar su premio en su momento, sin embargo, el director nacional de Quinceañeras Foundation le explicó a sus padres que no podían entregarle el cheque por los 3.000 dólares porque ese dinero debía ser usado exclusivamente para la universidad. Asimismo, el director de la fundación le manifestó a los padres de Hernández-Briceño que ese dinero podría ser reclamado en cualquier momento en el que la joven decidiera estudiar.
Es así que Hernández-Briceño, quien este año decidió inscribirse en un curso de verano en la Metro Communitty College, como primer paso para estudiar la carrera de Diseño de Modas, decidió contactar a la organización en febrero pasado para solicitarle la entrega de su premio, debido a que el costo de este es de 1.000 dólares. Sin embargo, no recibió ni su premio ni respuesta. «He sido ignorada varias veces. Envié mensajes por las redes sociales y no me contestaron.
 Así estuve varios meses, hasta que en agosto me dije que si no me entregaban mi premio iba a hacer público este caso. Entonces me dijeron que debía ser la universidad la que debería enviar una carta a la fundación para que pueda ser usada la beca», explicó Hernández-Briceño.
Tras la amenaza de hacer público este caso la fundación contactó a Hernández-Briceño para acordar una posible entrega del premio en dos partes, no sin antes mencionarle a la joven que no tiene derecho de reclamar la recompensa que ganó hace años.
De acuerdo con el contrato de la organización firmado por las concursantes, al que El Perico tuvo acceso, en la sección 23 dice que es responsabilidad de la concursante reclamar el premio que será usado exclusivamente para asuntos universitarios y que de no ser reclamado el premio éste quedará sin efecto. Sin embargo, no se especifica el tiempo en el que se debe reclamar. 
Ante esta situación Hernández-Briceño manifiesta que una ganadora de un premio del 2014 reclamó su premio a principios de este año si se le dio. “Entonces, ¿Por qué me dicen a mi que no puedo reclamar mi premio?”, dijo. 
Para el cierre de esta edición El Perico intentó en varias oportunidades comunicarse con Quinceañeras Foundation a través resultando infructífero. 
 
El costo del “sueño”. 
La antigua tradición Azteca y Maya, en la que se estableció una edad para dar el paso de niña a mujer obligaba a las jóvenes de 15 años de edad a ser desposadas y a procrear. Con la llegada de los españoles al continente esta celebración fue llevada al plano religioso, pero mantuvo la idea de presentar a la joven quinceañera ante muchachos de familias, principalmente pudientes, para que esta pueda contraer matrimonio y mantener las relaciones entre los miembros de la familia. 
Aquella celebración dista por completo de lo que hoy conocemos, ya que ahora pareciera que representa una ilusión para las jóvenes hispanas. Las familias en este caso invierten mucho dinero para hacer que este “sueño” de unas horas sea realidad. 
Y como también estas ilusiones son parte también de una cultura, las organizaciones de belleza sacan provecho para hacer certámenes en las que compiten chicas de edades comprendidas entre 15 y 16 años en las que las familias de las concursantes invierten mucho dinero para mantener la tradición. 
El lema de Quinciañeras Foundation es “empoderar a las latinas del futuro a través de la educación”, y en uno de los propósitos especificado en sus contratos es la de ayudar a las jóvenes de clases sociales bajas cuyos padres no pueden costear la educación de ellas. 
No obstante, para participar en el concurso estatal de Miss Cover Girl de 2014 las chicas, 13 en total, debieron pagar 300 dólares de inscripción que cubrió cuatro semanas de clases en las que aprenden a pasarela, maquillaje, dicción y oratoria entre otras cosas. 
“Mi experiencia en ese entonces no fue tan gratificante porque la directora estatal, Claudia Ceja, de la fundación no nos dio un buen trato. Creo que cuando se trabaja con niñas se debe tener paciencia y ser amable”, dijo Hernández-Briceño. 
Aunado a los 300 dólares, las concursantes también deben invertir en vestuario, maquillaje y peinados específicos de acuerdo con las categorías del evento que dura tres horas. “Para el evento estatal mis padres invirtieron algo así como 13.000 dólares”, dijo.
Vale mencionar que Hernández-Briceño no contó con el patrocinio para la compra algunos vestidos. “Mis padres, que trabajan en una carnicería, se sacrificaron mucho conmigo. Mi mamá y yo fuimos de puerta en puerta en las tiendas buscando apoyo económico, pero nadie quería saber de esa fundación. No sabía bien la reputación que tenían”, destacó. 
Para el concurso nacional, las participantes deben correr con los gastos de hotel y traslado al lugar del concurso, más la inscripción, que en ese año fue de 750 dólares. También para ese evento se invierte en vestuario y maquillaje. 
Al estilo de la película Little Miss Sunshine, la familia Hernández-Briceño alquiló una camioneta Van para trasladarse a Las Vegas para el evento de belleza. 
Según el contrato para participar en el evento nacional, la fundación establece el lugar donde las chicas se deben alojarse y le entrega a cada concursante varios boletos de entrada para que estos sean vendidos por 25 dólares. La fundación se exenta de pagos de alojamiento y traslado al lugar del evento para las propias concursantes. 
“Me hicieron alojar en un hotel caro. Estuvimos ahí tres noches con mi familia. Yo participé en este evento por la beca, eso fue lo que me atrapó”, expresó Hernández-Briceño.
Aparte de sus estudios en diseño de moda, Hernández-Briceño espera seguir participando como modelo en otros eventos y así llegar a México para participar en el certamen Mexicana Universal. “No estoy en contra de los certámenes de belleza, pero si les aconsejo a quienes desean entrar en eventos de quinceañeras, tener cuidado con las organizaciones en las que se inscriben. Ahora en Nebraska hay más variedad”, dijo. 

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